El montaje de las ferias se digitaliza para ganar tiempo
Una maqueta virtual del recinto Gran Via de la Fira de Barcelona hecha al milímetro acelera los trabajos de instalación
La reactivación de la actividad congresual tras dos años de parón está provocando un movimiento constante en el recinto Gran Via de Fira de Barcelona. Los cinco pabellones que la semana pasada estaban llenos de pescado fresco en el Seafood se convertirán en un gran escaparate audiovisual en apenas unas horas con el ISE y dos semanas más tarde acogerán enormes máquinas de embalaje en Hispack.
Las grandes empresas construyen para cada salón sus propios espacios expositivos y unas oficinas efímeras cuyos trabajos de montaje empiezan con una semana o incluso más días de antelación. El proceso es especialmente laborioso en el caso de las ferias más espectaculares, como el Mobile o el propio ISE, que a partir del año que viene coincidirán en el mes de febrero y obligan a agilizar los procesos.
Fira de Barcelona ha apostado por la digitalización para acelerar estas tareas y poder acortar el tiempo que comporta el trabajo ejecutado por operarios altamente especializados. Los pabellones han sido recreados en tres dimensiones hasta el mínimo detalle con un sistema informático utilizando la metodología del modelado de información de construcción (BIM por sus siglas en inglés).
Es una tecnología que se utiliza desde hace unos años en la construcción de nuevas infraestructuras y edificios y ahora empieza a trasladarse a la gestión de grandes instalaciones que requieren una adaptación o cambios constantes, como es el caso de los pabellones feriales. “Es el gemelo digital del recinto”, resume Marc Serra, director del servicio de infraestructuras de la Fira, que se ha convertido en la primera institución del sector en utilizar esta tecnología.
En el plano tridimensional, lleno de información asociada a una nutrida base de datos, se reparten los metros cuadrados para cada empresa, se señalan sus necesidades de conexión eléctrica y de iluminación… Un escaneo con una precisión milimétrica ha alumbrado algo así como una maqueta virtual. La base siempre es la misma, y en ella se informa desde la luz que entra por las ventanas superiores según la época del año hasta los distintos tipos de retretes. A partir de ahí, se monta cada salón con sus particularidades y necesidades concretas. Por ahora es una herramienta a escala interna y con los organizadores, pero el objetivo final es que los propios expositores puedan integrarse y vean como encaja su stand en la infraestructura.
Control del aforo en tiempo real
La digitalización pensada para la logística previa se complementa con el uso de la tecnología durante los eventos en sí. La información aportada por las cámaras con inteligencia artificial instaladas en el recinto y la conexión wifi de los móviles de los asistentes permite saber exactamente cuánta gente hay en cada área concreta del recinto ferial en tiempo real. El sistema fue pensado para la gestión del aforo y evitar aglomeraciones durante los tiempos de pandemia, pero, dada su utilidad, se mantendrá para gestionar las puertas de entrada y salida o detectar colas en los restaurantes.
Además, supone un avance a los imprevistos. Antes, algunos cambios se tenían que hacer sobre la marcha al iniciar los trabajos de montaje. Ahora, se advierten antes en el sistema, especialmente en cuestión de pesos. Aunque los visitantes acostumbren a fijarse en lo que hay a ras de moqueta, si en una feria se levanta la cabeza se topa con un enjambre de cables que cuelgan de las estructuras aéreas de la cubierta. Es lo que se conoce como rigging . En el Mobile llega a haber 3.000 puntos y cada uno tiene un peso máximo determinado. El director técnico que se ha encargado de esta transformación, Pablo Parra, explica que “antes se hacía un cálculo artesanal midiendo las tolerancias de cada zona mientras que ahora se calcula directamente el impacto de peso de cada elemento que se añade, lo que permite ser mucho más exhaustivos y productivos”.
El sistema se probó por primera vez con el Mobile, en febrero, y desde entonces se ha usado para cada congreso que ha tenido lugar en los pabellones de Gran Via. “Es una ventaja competitiva más respecto a otras ferias que nos permite dar mejor servicio y con mayor eficiencia”, destaca Marc Serra. La aceleración de las tareas de montaje y desmontaje, sumada a una mayor prefabricación de los stands –que en algunos casos llegan ya prácticamente construidos en su totalidad desde Asia en barco–, da pie a comprimir aún más el calendario ferial en las fechas más solicitadas.
Artículo publicado originalmente en:
https://www.lavanguardia.com/
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